viernes, 22 de abril de 2011

Comprender e interpretar al resto: el primer paso hacia la civilización (Prueba 1)

     A través de textos, enseñanzas de profesionales o cualquier tipo de fuentes,  se nos ha dicho que el origen del hombre data de hace aproximadamente 4 millones de años. Sin embargo, carecemos de muestras claras que nos permitan ver cómo era el hombre en estos tiempos. Por lo mismo, producciones como “La Guerra del Fuego” son películas que han quedado en la retina popular por su intento de darnos una visión sobre los albores de la vida humana.

 Escena de "La Guerra del Fuego". Extraída desde: http://cesmiec.blogspot.com/2009_09_01_archive.html

     Según Wikipedia,  abarcando la cita que hemos querido refutar, “La guerra del fuego es un clásico del cine fantástico”. No obstante, cabe mencionar que, por definición, “el género fantástico incluye personajes, situaciones y escenarios que nunca podrían pertenecer al mundo verídico (como hombres que vuelan y animales que hablan).
La esencia del género fantástico es no priorizar la realidad. Por el contrario, se encarga de subvertir las leyes del mundo real”.[1]
 
     Conforme a esto, “La Guerra de Fuego” queda exenta a esta categoría, ya que dicha producción está basada en evidencias científicas y arqueológicas que nos permiten ubicar la representación del film dentro de una realidad concebible. Puede que no tengamos la certeza de que las cosas hayan sucedido de la forma que nos la presentan, pero esta construcción de mundo está lejos de transgredir las leyes de nuestro mundo, es más, se basa en ellas.

Fuente: http://www.colegiosantacruzvillarrica.cl/historia/wp-content/uploads/2010/04/paleolitico_411.jpg

     La película se acerca más al género de documental, porque fue realizada en base a la obra homónima de Rosny Joseph, la cual retrata de forma muy precisa lo que muchos eruditos en el tema han descrito sobre los orígenes del hombre.

     En relación a que no evaluamos esto como una película fantástica, postulamos que, por su contenido, es más cercana a un documental de índole antropológico. Esto, porque  la Antropología corresponde al “estudio de los seres humanos desde una perspectiva biológica, social y humanista.” [2] Para evidenciar y ejemplificar esto, en el documental podemos observar que se recurre a las ciencias naturales, por la forma en que capta el entorno natural (hábitat) en que está inmerso. 

     Junto con esto, recurre, además, a las ciencias sociales, dando a conocer las capacidades que tuvieron determinados  grupos humanos para adaptarse al medio y a sus semejantes, y, de esta manera, dar un paso hacia la civilización.

     Dichas prácticas quedan en evidencia, por ejemplo, en el dominio del fuego, con todo lo que esta práctica implicaba para la cotidianeidad de nuestros antepasados.
 
Escena de "La Guerra del Fuego". Extraída desde:http://www.barefoot-spring.net/barefoot/guerre_du_feu.jpg

     Por otra parte, centrándonos en la otredad, la cinta nos habla principalmente sobre nuestros orígenes. Todos provenimos de una raíz común y el empezar por comprender aquello es el primer paso para familiarizarnos con la otredad.

     Comprender las diferencias y semejanzas que tenemos con otras culturas que día a día se nos hacen ajenas y adaptar algunas de ellas como propias, son lo relevante para comprender la relación con lo otro. En el film, evidenciamos esto en la capacidad de los Ulhamr, tribu que captura elementos de otra superior y los integra a su cultura, olvidando sus diferencias e integrando la otredad.

 
Extraída desde: http://i82.photobucket.com/albums/j243/tepasa/tecnologia-para-todos.jpg

     De acuerdo a las diferencias existentes entre culturas que pueden compartir un hábitat en común, Boivin “compara el contenido y la organización de los sistemas culturales para analizar, interpretar y explicar la diversidad.”[3] Contextualizando esto a la actualidad, el aporte de film de Rosny Joseph es la demostración de respeto hacia las diferentes culturas que componen la otredad en nuestros días.

Sebastián Mora
Daniel Núñez
Alejandra Melo
Carolina González
Sección B-02

[1]  Fuente: http://definicion.de/fantastico/

[2]  Fuente: http://www.monografias.com/trabajos7/ancu/ancu.shtml

[3]  Fuente: Boivin, M. Constructores de Otredad. "La construcción del otro por la diferencia"

jueves, 21 de abril de 2011

CONTEXTO CULTURAL




Nuestro entorno juega un rol fundamental al momento de llevar nuestras vidas. Cuando uno viaja al sur de nuestro país, por ejemplo, nos encontramos con casas especialmente construidas para soportar la humedad y en el norte nos encontramos con otro tipo de viviendas, todo esto en torno a las necesidades específicas que tendrá cada uno y hará que su satisfacción identifique su particular cultura.
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La exposición fotográfica del salesiano Alberto De Agostini no queda exenta de mostrarnos una cultura que a nuestros ojos parece extraña, incomprensible: Agostini viajó al sur de nuestro país, a la Patagonia, y con su cámara capturó a los pueblos indígenas que ahí habitaban. El resultado es una muestra de cómo aquellas culturas observan el mundo, lo viven dentro de un contexto y un ángulo completamente diferente al que estamos habituados a identificar.

Foto 1


Por una parte, si uno busca en Wikipedia la palabra “cultura”, nos harán referencia a un “…conjunto de todas las formas, los modelos o los patrones, explícitos o implícitos, a través de los cuales una sociedad regula el comportamiento de las personas que la conforman.”[i] La pregunta que viene a continuación de aquella aseveración es ¿La cultura es una forma reguladora de comportamiento? ¿No será acaso el resultado de una satisfacción de necesidades, ligadas con el entorno en que cada uno se encuentra? 

De este modo, podemos tomar lo que Boivin dice al referirse a la cultura, “Se trata de un aparato en parte material, en parte humano y en parte espiritual por medio del cual el hombre supera los concretos y específicos problemas de la vida.”[ii] Está claro que por consecuencia se generarán ciertos patrones, normas que se deben respetar, pero estos se regirán por las necesidades específicas de cada grupo social, conformándose un sentimiento de identidad con la cultura propia. No es un simple regulador de comportamientos, es todo lo que antecede a aquel desenlace, es el cómo se ha llegado a aquellas normas y visiones de mundo.

De Agostini, en su exposición, nos muestra los grupos indígenas y su entorno, el frío extremo sur. Podemos observar cómo es que ellos conciben su mundo y bajo qué patrones se rigen. Ellos cohabitan con la naturaleza, la respetan y se hacen uno. Ellos son parte del entorno a la vez que el entorno forma parte de ellos. Podemos ver cómo, para cubrir la necesidad de luchar con el frio, cubren sus cuerpos con pieles de animales escasamente trabajadas. Si seguimos con lo dicho por Boivin en su texto, “Constructores de Otredad” nos encontramos que esta cultura parte como la satisfacción de aquellas necesidades primarias en cada sociedad, que serán específicas en cada caso. El modo en que logramos satisfacer nuestras necesidades desencadenará de a poco en una construcción de vida, de mundo, de percepción del entorno que nos individualizará como conjuntos humanos.

Foto 2

De esta forma, el cómo solucionemos nuestras necesidades nos llevaría a construir el mundo, pero en la raíz somos todos iguales, tenemos las mismas necesidades que satisfacer, es el contexto el que nos diferenciará.

En este punto de vista, los indígenas que nos muestra De Agostini no son tan diferentes a nosotros. Su cultura es producto de una secuencia de necesidades que desencadenaron en creencias y percepciones que a nuestros ojos parecen ajenas a nuestra civilización, y, no nos confundamos, lo son, pero si uno de nosotros hubiese nacido en aquel ambiente estaría observando nuestra cultura cómo la extraña. Ese es el punto, todos somos iguales, el entorno nos diferencia.

Concluiré con que la diversidad, la hacemos nosotros, al no comprender la otredad de aquello que no sigue los mismos patrones en los que nuestro grupo social se ha desenvuelto, “…lo que se ve como diverso dependerá de la posición en la cual se sitúe el que está mirando, el observador.”[iii] La diversidad si existe, pero somos nosotros los que la creamos al no ser capaces de observar otras realidades desde un ángulo diferente y comprender, que bien podríamos ser nosotros los nacidos en un diferente contexto.


Carolina González
B-02


[ii] Boivin, Constructores de Otredad, La construcción del otro por la diversidad.
[iii] Boivin, Constructores de Otredad, La construcción del otro por la diversidad.
Foto 1, http://www.ccplm.cl/index.php?option=com_content&view=article&id=257:alberto-de-agostini&catid=55:exposiciones-
Foto 2, http://www.ccplm.cl/index.php?option=com_content&view=article&id=257:alberto-de-agostini&catid=55:exposiciones-

miércoles, 20 de abril de 2011

Maravillas dejadas en el olvido

     Durante nuestra época de escolar, ya sea en colegios o liceos, cada vez que nos enseñaban la materia correspondiente a los pueblos originarios o “pre colombinos” de Chile, prácticamente, el 90% de los contenidos de dicho proceso histórico se enfrascaba en lo que fue la historia de los Mapuches en cuanto a su participación dentro de la historia nacional, dejando así de lado a un sinfín de pueblos que, al igual que los mal llamados Araucanos, destacaron por sus costumbres, organización y aspectos socio culturales, a pesar de vivir en condiciones naturales extremas, y de tener nulos avances que les permitieran tener una vida más apacible. 

     Para dar prueba de ello, tenemos la importancia de la exposición  de las obras efectuadas por el sacerdote salesiano Alberto De Agostini, quien intentó remarcar las costumbres de los olvidados pueblos indígenas más australes de Chile junto con la majestuosidad  de la geografía de la zona.

Fotografía sacada desde la exposición Indígenas y paisajes magallánicos de principios del siglo XX, en el Centro Cultural Palacio La Moneda
   
     Desde los albores de nuestra nación, e independiente de quién tuvo el poder para gobernar, se ha tendido a organizar al país de una misma manera: dando condiciones para la centralización de los poderes económicos, sociales o culturales en nuestra capital, Santiago. Esto ha sido provocado por diversos factores que pueden haber estado ligados al poder o a la tendencia a obtener usufructo por parte de unos pocos. 

     No es motivo de este informe decir qué agentes influyeron en este fenómeno que ha perdurado hasta hoy, sino intentar cuestionar la efectividad del nombrado proceso con el fin de exponer que se dejó de lado a gran parte del país, considerando sus personas, gente y cultura, y que tuvieron que venir extranjeros a demostrarnos las hermosas postales de una de las tantas culturas olvidadas, quizás por el simple hecho de ser “poco rentables para el Estado”.

http://www.ccplm.cl/index.php?option=com_content&view=article&id=257:alberto-de-agostini&catid=55:exposiciones-anteriores&Itemid=8

     En relación a esto, diversos textos hacen hincapié en dividir a los grupos o sociedades de acuerdo a sus capacidades y debilidades. En cuanto a la evolución de los individuos, “(…) se identificaron tres estadios de evolución: Salvajismo, Barbarie y Civilización…”[1] Considerando a uno de los pueblos fotografiados por De Agostini , como los Selknam, ubicados en la Isla Grande de Tierra del Fuego, por el simple hecho de tener  condiciones de vida diferentes a las del hombre urbano, fueron considerados como “salvajes”, tanto por exploradores extranjeros como por autoridades regionales, sobre todo durante el período colonial.

     Esto nos demuestra la clara diferenciación injusta a la que fueron sometidas estas tribus, provocadas, en muchos casos, por la poca información que se tenía sobre Selknam y Kawéskar, entre otros pueblos australes.

     Sumado a lo expuesto anteriormente, Boivin postula que “Malinowski (considerado el fundador del funcionalismo) define la especificidad de la condición humana en torno a la relación hombre-naturaleza[2]”.  Sin embargo, la realidad llevada a la cotidianeidad fue otra. No se respetó el estilo de vida de nuestros antepasados.

http://www.ccplm.cl/index.php?option=com_content&view=article&id=257:alberto-de-agostini&catid=55:exposiciones-anteriores&Itemid=8
     No obstante, no todo giraba en torno a las personas de estas zonas apartadas del mundo, sino que De Agostini nos manifiesta su admiración y preocupación  por el paisaje natural de la región.
     Si bien en esta septentrional  región predominan unas de las condiciones más extremas del planeta, ya que “cuanto más al sur, el clima es más frío, llegando a un desierto nival en la Meseta del Polo Sur, sitio en el cual el porcentaje de humedad atmosférica es prácticamente el más bajo del planeta Tierra”[3], el sacerdote Alfonso De Agostini supo captar las maravillas de la zona. Por ejemplo, las Cascadas del Río Cochrane, en la región de Aysén, o el Macizo del Paine, en Magallanes.

 Macizo de Paine. Fotografía sacada desde la exposición Indígenas y paisajes magallánicos de principios del siglo XX, en el Centro Cultural Palacio La Moneda

     ¿Importancia de esto? Simple. Como dije anteriormente, tuvieron que venir extranjeros a enrostrarnos que, si bien ya no cuidamos a gran parte de nuestras etnias originarias, hay que custodiar el medio ambiente único que tiene la región “más austral del mundo”.  
      Para demostrar la influencia de De Agostini, cabe mencionar, a modo de síntesis, algunos de las obras que se le permitió efectuar a este sacerdote luego de su visita a nuestro país: Guía turística de los lagos australes argentinos y “Tierra del Fuego” (1945) y “Guía turística de Magallanes y canales fueguinos” (1946). 

      Si se le reconocieron a este cura las facultades de publicar guías turísticas con una detallada información acerca de la geografía de un país del cual no era oriundo,  cabe hacerse la pregunta: ¿Somos capaces, como chilenos, autoridades o ciudadanos comunes y corrientes, de preservar por nuestra cuenta lo que tenemos? Personalmente, creo que no.

Sebastián Mora
B-02



[1] Fuente: BOIVIN, Mauricio et al. (2004) Constructores de Otredad. Una introducción a la antropología social y cultural. Capítulo 1. Buenos Aires: Editorial Antropofagia.

[2] Fuente: BOIVIN, Mauricio et al. (2004) Constructores de Otredad. Una introducción a la antropología social y cultural. Capítulo 2. Buenos Aires: Editorial Antropofagia.

[3]  Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Provincia_de_Tierra_del_Fuego,_Ant%C3%A1rtida_e_Islas_del_Atl%C3%A1ntico_Sur.

Vestigios de otro siglo.

Siempre he pensado, que tenemos la suerte, de agradecer el haber nacido en un país de tan hermosos paisajes. Desde pequeño, fanático del sur de Chile, me pareció que poseía una atmósfera mística, especial, llena de mitos y leyendas. Estas tierras mágicas han sido visitadas por innumerables extranjeros: Expedicionistas, científicos, antropólogos, arqueólogos, etc.

Uno de los más grandes exponentes, es el padre Alberto De Agostini, sacerdote salesiano. Vino a Chile para explorar el sector magallánico. En la muestra de Agostini, podemos observar los imponentes paisajes de la Patagonia y de los macizos de hielo, que esas tierras guardan para nosotros.

Las imágenes que el sacerdote nos deja de legado, son una muestra de inmenso valor cultural e histórico y dan a conocer algunos testimonios de distintos personajes del siglo XX. La muestra presenta fotografías de algunos habitantes pertenecientes a la etnia Selknam, mal llamada por nosotros como “Onas”. De esta manera, el documento nos permite ver con detalle algunas de sus actividades y su manera de vivir.

Las imágenes detalladas son tan importantes, porque nos muestran partes de la vida de una etnia de la que ya prácticamente no existen representantes.

Un aspecto que resalta fácilmente a la vista, es la gran calidad técnica y el profundo interés que denota el explorador por los paisajes y por la gente de Magallanes. Gracias a muestras como estas, es que estos territorios se encuentran hoy presentes en el imaginario mundial. Un ejemplo esto, la creación de la primera guía turística del sur de Chile, la que debemos agradecérsela al padre De Agostini.

Hoy en día, quedan pocos miembros de la etnia Selknam. Muchos han desaparecido con el transcurso de los años, otros, se han mezclado con habitantes de la Patagonia. Tal y como postula Morgan: “el progreso cultural (evolución cultural) es una ley natural, universal y necesaria”.

Tomando en cuenta esta tesis, personalmente, creo que esto es correcto. Obviamente, no se puede obtener progreso sin dar algo a cambio, pero al entrar en este terreno se produce una dicotomía. Esto es, porque algunas culturas simplemente no logran integrar elementos de otras, o culturalmente, no los aceptan. ¿Es acaso entonces que están destinadas a morir o desaparecer?

Quizás podemos asumir, que siempre llega un punto en que debemos “renunciar” a nuestras raíces más profundas, e integrar todo lo que la modernidad ofrece para nosotros.

De esto desprendemos una cita de un artículo de Wikipedia: “La Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI) 2004-2005, complementaria del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001, dio como resultado que se reconocen y/o descienden en primera generación del pueblo Ona 391 personas en la Provincia de Tierra del Fuego. De los cuales ninguno reside en comunidades indígenas. Otros 114 Onas residen en la Ciudad de Buenos Aires y los 24 partidos del Gran Buenos Aires. En toda la Argentina se auto-reconocieron 696 Onas ninguno de los cuales vive en una comunidad indígena”.
Esta estadística apoya lo anteriormente dicho, de los pocos sobrevivientes que quedan, todos han decidido integrarse a otra cultura para poder prevalecer durante el tiempo, han debido mezclar su idiosincrasia para poder sobrellevar cualquier cosa. 

Por último, quiero dejar abierta una interrogante, el artículo número 2 de la declaración cultural de la UNESCO dice: “Resulta indispensable garantizar una interacción armoniosa y una voluntad de convivir de personas y grupos con identidades culturales a un tiempo plurales, variadas y dinámicas”. Debo reiterar ¿Es realmente necesario que una cultura muera para que pueda prosperar durante el paso de los años? ¿No podemos todos aceptarnos los unos a los otros y convivir tolerantemente? Todavía nos queda mucho que avanzar.




Boivin M. “Constructores de Otredad”

Culturas originarias: integración y desarrollo de nuestra diversidad”
Extraído el 20 de abril de 2011 desde:
http://unesdoc.unesco.org/images/0016/001613/161307s.pdf

“Selknam”
Extraído el 20 de abril de 2011 desde:
http://es.wikipedia.org/wiki/Selknam



Daniel Núñez V.
Sección B-02

miércoles, 6 de abril de 2011

EVOLUCIONANDO POR INERCIA


FOTO
La película “La guerra del fuego” nos ambienta al pasado prehistórico del hombre. El film se centra en un grupo de Neandertales, quienes luego de un enfrentamiento con “simios” de menor desarrollo, pierden su lugar en la caverna y aquello que era vital en su vida: El fuego.

Los Neandertales, a pesar de otorgarle tamaña importancia a este elemento ya que les otorgaba calor y cocinaba sus alimentos, no sabían cómo manejarlo, por lo que tres miembros del grupo deciden salir en su búsqueda.

En el transcurso del viaje se encuentran con niveles de evolución diferente que existían de forma paralela.
La película nos muestra cómo los Neandertales se mezclan en un momento con miembros de una tribu de Homo Sapiens, poseedores de una mayor evolución y cultura, características que comienzan a aprender e integrar para sí mismos.

Es aquí donde nos vemos enfrentados con el evolucionismo propio del ser humano. En el texto de Boivin, según Tylor, la humanidad será la única con capacidad generadora de cultura[i] y esto se ve reflejado en el camino que toma la evolución del hombre.

En el mismo texto, Boivin nos habla de la evolución dentro del contexto del movimiento de lo simple a lo complejo. Dicho movimiento está dividido en un ámbito material y no material, el ámbito material es el aumento del nivel de eficacia y satisfacción de necesidades. En el texto, se compara el nivel de complejidad y entrega de satisfacciones que tiene la agricultura comparada con la simpleza de la recolección, pero esos son rasgos que se mostrarán en niveles más avanzados de evolución. En segunda instancia nos encontramos con los aspectos no materiales, que dan indicios de mostrar los “gérmenes de las instituciones modernas”.

  La película reflejará, en este sentido, como la sociedad Homo Sapiens han desarrollado, en el aspecto no material, una sociedad donde es posible distinguir autoridades y miembros de la comunidad que cumplirán roles específicos. En un momento, un miembro de los Neandertales es tomado preso por la comunidad Sapiens, donde se encuentra con tradiciones y formas reglamentadas de vivir que son ajenos a su realidad.

Estos elementos están claramente reflejados en la creación de un lenguaje articulado, un amontonamiento de viviendas, una organización que gira sobre la base del sexo y lo que más llama la atención de los homínidos menos desarrollados: la manipulación del fuego.[ii] Estás características son mencionadas por Morgan y se ven claramente en la película.

Morgan nos dice que “el hombre no habría podido alcanzar el desarrollo de no haber hecho suyos los elementos de le civilización”[iii]. El Neandertal toma estos elementos de los Sapiens y los integra lentamente a su cultura, complejizándola, alcanzando el progreso.

Es más, la película nos muestra cómo el Neandertal da este paso adelante y se funde con los Homo Sapiens, alcanzando incluso, un desarrollo de sentimientos que pronto desencadenará una idea de monogamia y familia. Este concepto se ve reflejado en la relación que un miembro del clan Neandertal lentamente comienza a forjar con una homínida más desarrollada, quién ya tiene instauradas estas ideas y de alguna manera, se reflejan sentimientos mutuos y una idea de monogamia.

Evidentemente, no serán todos los que den este paso y muchos de ellos sucumbirán ante la muy conocida selección natural de la que nos habla Darwin, donde solo los más capacitados serán capaces de procesar estas ideas de progreso e instaurar una herencia que, finalmente, desencadenará en la sociedad actual,[iv]la cual de manera cada vez más rápida toma elementos nuevos que la llevan a nuevas etapas de progreso, esta vez traducidos en nuevas tecnologías que nacen día a día de manera mucho más fácil que la lenta aparición de las primeras herramientas utilizadas por el hombre.

Carolina González
B-02


[i] Constructores de Otredad, BOIVIN
[ii] Constructores de otredad, BOIVIN, Razón del Progreso Humano, MORGAN
[iii] Constructores de otredad, BOIVIN, Razón del Progreso Humano, MORGAN
FOTO 1: http://2.bp.blogspot.com/_a3zHGRLdPPA/THghkbxag5I/AAAAAAAAAQQ/rqZXZsaHDtc/s1600/la+guerra+del+fuego.jpg
 

Innata Evolución Aprendida


Al remontarse al estudio de los inicios del hombre en la tierra, y luego en su evolución, es posible hallar un simio con características un tanto más humanas como las de hoy. Algo más erguido que un mono, los neandertales en los que se suele pensar ya emitían sonidos más guturales entre los de su misma especie y tribu, comenzando así a formar una especie de lenguaje y cultura entre ellos. Esto, claro está, después de todo un periodo de evolución previo y que seguirá en aumento.

En la película “La Guerra del Fuego” es posible admirar estas primeras evoluciones del hombre. En el film, se contextualiza en el periodo prehistórico y se enfoca en grupos de neandertales de mayor y menor grado de desarrollo. Estos grupos comienzan a ver la evolución del otro y a aprender prácticas y descubrimientos e invenciones que les servirán para subsistir, entre ellas, la del fuego.

En la película, este proporcionaba a un grupo de homínidos el calor necesario para mantener su abrigo en la cueva y, además, les permitía cocinar alimentos. Por estas razones le daban una importancia insospechada, sin embargo, notaban que no tenían control sobre él. Es así, como al darse cuenta de esto, tres miembros del grupo deciden salir de la cueva y espacio habitual para ir en busca de fuego y su control.

Durante el viaje se encuentran con grupos como ellos, pero con una mayor evolución. Una tribu que encuentran, ya no neandertales, sino homo sapiens, comienza a otorgarles conocimiento de su cultura y evolución tras tomar cautivo a un neandertal.

Frente al hecho de estar cautivo y tener que mezclarse con la tribu de mayor evolución cultural, el neandertal ve cómo encienden fuego tras frotar una vara en una piedra. Llama su atención el control que tenían sobre tal elemento, de esta forma, su viaje comienza a tener mayor sentido y la evolución comienza a acrecentarse cuando el mundo de estas dos especies de antiguos humanos comienza a entre lazarse.

Ante estas prácticas, en el libro “Constructores de la Otredad” Boivin afirma que “en su dimensión natural el hombre recibe humanidad por herencia biológica (características innatas), como la capacidad de asombro y de dar cuenta del control y evolución del otro y, en el orden cultural éste alcanza su condición humana a través del aprendizaje (características adquiridas) aprender a encender el fuego, por ejemplo.” [1]

Ya mezclando las capacidades de ambas tribus nos damos cuenta que contaban con capacidad de asombro, raciocinio entre lo que convenía hacer (salir en busca de fuego), aumento de su seguridad (trampas que tenía la tribu captora), características del hombre que se mantienen hasta hoy y que, según señala Morgan, "De estos esfuerzos, surgieron gradualmente un lenguaje desarrollado y la ocupación de la totalidad de la superficie de la tierra. Pero la sociedad no estaba en condiciones todavía, debido a su rusticidad, de organizarse en número". [2] Allí presentan un nivel de evolución abismante, tanto que nos deja pequeña a la evolución de nuestros días, pues seguimos con las mismas prácticas, sólo que esta vez con números mayores, pero de igual forma divididos en "tribus" países, bloques.

Además del fuego, los neandertales aprenden de monogamia, de organización de viviendas en un mismo sitio y lo que más acerca a la historia, la articulación de lo que podría ser una especie de lenguaje entre la tribu más avanzada.

Los otros, en cambio, en su tribu vivían en una cueva, no tenían noción de organización ni de control, de manera que en momentos de evolución, y según señala Darwin, no pueden seguir avanzando y sucumben ante la adversidad, por ley natural. Sin embargo, Boivin también señala que “el progreso cultural (evolución cultural) es una ley natural, universal y necesaria […] El progreso cultural, a diferencia de la evolución natural, se transmite por aprendizaje”. [3]

Así, la suma de bienes durante el tiempo, el aprendizaje obtenido en cuanto a organización grupal y la satisfacción de las necesidades implicadas generan evolución tanto cultural como natural; y quien no llevase el ritmo, por simple darwinismo, sucumbía y, sin adaptarse al ritmo de la evolución, moría.

Cabe entonces señalar, que lo importante es la evolución del hombre no por las teorías evolucionistas de Lamarck o del creacionismo, que postulan a los factores medio ambientales como desarrollo efectivo de caracteres, y también la dualidad cuerpo-espíritu, respectivamente, tampoco la de Darwin por sí sola ni como ley de “el más fuerte sobrevive”, sino que el cambio va también por la mezcla cultural entre tribus y pueblos.

La evolución se genera en base a la vivencia en conjunto, a las prácticas aprendidas gracias a nuestras prácticas innatas y así ascendemos en lo humano y, principalmente, en lo cultural, pues “la vida general de un pueblo representa ese conjunto que denominamos cultura”. [3]

Constructores de la Otredad, Boivin

[1] Constructores de la Otredad, Boivin, Cap. 1
[2] Constructores de la Otredad, Boivin, Razón del Progreso Humano, Morgan.
[3] Constructores de la Otredad, Boivin, Cap. 1

Fotos:



Alejandra Melo Zamorano
Sección B-02